Una mañana en el parque de Lima, Rosita y Tito paseaban alegres entre árboles de corazones.
De repente, el lobo Rosco apareció, abrazando a los amigos con fuerza sin querer asustarlos.
Los amigos se escondieron, desconfiando de Rosco disfrazado, temiendo al lobo feroz.
Rosco intentó calmar a sus amigos, asegurándoles que solo quería darles un abrazo.
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