Había una vez una niña llamada Valeria que vivía cerca de un bosque con su perrita Luna.
Una tarde, Valeria y Luna encontraron un sendero oculto detrás de un árbol torcido.
Ellas decidieron explorarlo y se adentraron en el bosque, donde los colores brillaban intensamente.
De repente, las hojas comenzaron a susurrar y las flores a hablar, revelando que era el Bosque Mágico de las Emociones.
La primera flor que encontraron fue una rosa roja que les enseñó sobre el valor y la valentía.
Luego, vieron a un girasol sonriente que compartió la importancia de la felicidad y el optimismo.
Un lirio azul les mostró cómo aceptar la tristeza y aprender de ella en vez de esconderla.
Una orquídea púrpura susurró sobre la belleza de la amistad y el compartir.
Un narciso les habló de la confianza en uno mismo y la importancia de la autoestima.
Cuando el sol comenzó a bajar, Valeria y Luna se sentaron en un claro a reflexionar sobre lo aprendido.
Prometieron visitar el bosque a menudo para nunca olvidar las lecciones de las emociones.
Al volver a casa, Valeria sintió que su corazón se había llenado de una mágica sabiduría emocional.
Reflection Questions