En una tranquila aldea, vivía una mamá cariñosa con su niño. Todos los días tejían juntos con lana roja.
El hilo rojo simbolizaba el lazo especial entre ellos. A través de sus tejidos, compartían amor y amistad sin decir una palabra.
Un día, la mamá enfermó y no pudo tejer. El niño decidió terminar un hermoso regalo: un suéter rojo para su mamá.
Con determinación, el niño completó el suéter. La mamá, con lágrimas en los ojos, abrazó a su hijo. La lana roja reflejaba su amor inquebrantable.
A medida que mamá sanaba, tejieron aún más fuerte. El lazo entre ellos era más fuerte que nunca, simbolizado por el hilo rojo.
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