En un rincón polvoriento de una tienda de antigüedades, Lila descubrió un teclado antiguo con teclas que brillaban con colores nunca antes vistos. Aunque parecía un teclado normal, cada tecla tenía inscrito un misterioso símbolo. Al presionar la tecla 'A', una ráfaga de aire fresco sopló por toda la habitación. Sorprendida, Lila presionó la tecla 'B' y de repente, una melodiosa canción de cuna comenzó a sonar en el aire. Con creciente curiosidad, tocó la tecla 'C', y una nube pequeña y esponjosa apareció sobre su cabeza, siguiendo sus movimientos.
Con cada tecla que Lila presionaba, algo increíble sucedía. La tecla 'D' hizo aparecer un juguete de peluche, y la tecla 'E' hizo que su ropa cambiara de color. Lila estaba emocionada y no podía creer su suerte. Todo lo que tenía que hacer era presionar una tecla y algo magnífico ocurriría.
Lila continuó explorando las teclas una por una. La tecla 'F' hizo aparecer un arco iris brillante, y la tecla 'G' hizo que las estrellas del cielo se acercaran. La tecla 'H' hizo que las flores de la tienda cobraran vida y comenzaran a bailar. Era como tener poderes mágicos en la punta de sus dedos.
Pero de repente, mientras Lila estaba disfrutando de todas estas maravillas, el teclado comenzó a temblar y las teclas dejaron de brillar. Lila se preocupó, temiendo que el teclado mágico se hubiera agotado. Pero entonces recordó que los sueños no se acaban, solo necesitan un poco de magia para volver a la vida.
Decidió presionar la tecla 'I' con toda su fuerza y, para su alivio, el teclado volvió a brillar y las teclas se iluminaron nuevamente. Lila se dio cuenta de que la magia estaba en su interior todo el tiempo. No necesitaba un teclado para hacer cosas sorprendentes, solo necesitaba creer en sí misma.
Lila guardó el teclado mágico en su mochila, sabiendo que podía llevar esa magia a dondequiera que fuera. Y a partir de ese día, Lila nunca más dudó de su poder para hacer cosas asombrosas. Ahora ella era la dueña de su propia magia.
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