Una mañana soleada, la pequeña Elisa tomó su toalla y su traje de baño. Hoy iría a su primera clase de natación.
En el coche, Elisa miraba por la ventana. Los árboles pasaban rápido, pero su miedo iba lento.
Su mamá la animaba, 'Pronto verás lo divertido que es nadar. Te encantará.'
Al llegar, Elisa vio la piscina grande. Sus ojos se llenaban de lágrimas. Tenía miedo.
Junto a su mamá, ella lloró. 'No sé nadar,' sollozó. Su mamá la abrazó fuerte.
'Vamos a mirar,' dijo su mamá, llevándola de la mano hacia la piscina.
Vieron a otros niños nadar. Un niño salpicaba y reía. 'Parece feliz,' pensó Elisa.
El instructor llamó a Elisa, '¿Listos para aprender y divertirse?'
Elisa recordó las palabras de su mamá y asintió. 'Quiero intentarlo,' dijo valiente.
Con ayuda, Elisa puso un pie en el agua. Fría, pero emocionante.
Flotaba con flotadores, movía sus brazos. Cada momento se sentía más segura.
Al final de la clase, Elisa no quería salir. '¡Mira mamá, puedo nadar!' gritó feliz.
Abrazando a su mamá, se dio cuenta de algo importante. El valor es enfrentar tus miedos.
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