Había una vez un elefante llamado Elefante. Vivía en la selva con sus amigos. Un día, mientras caminaba por el bosque, Elefante vio un globo brillante. Estaba lleno de colores y flotaba en el aire. Elefante decidió seguir el globo.
El globo llevó a Elefante a un lugar mágico. Había árboles de caramelo y ríos de chocolate. Pero lo más sorprendente eran los dulces deliciosos que caían del cielo. Elefante estaba tan feliz de estar en ese lugar.
Elefante decidió comer todos los dulces que podía. Comió algodón de azúcar rosa, chocolates con caramelo y piruletas de todos los sabores. Estaba tan lleno de dulces que no podía moverse. Decidió descansar debajo de un árbol.
Mientras dormía, Elefante soñó con más dulces. Soñó que volaba por el cielo y recogía helados de fresa y nubes de azúcar. Fue el sueño más dulce que Elefante había tenido.
Cuando Elefante se despertó, se dio cuenta de que todo había sido un sueño. Aunque no tenía más dulces, recordaba la felicidad que había sentido. Elefante decidió que siempre llevaría esa felicidad en su corazón y que siempre buscaría la alegría en las cosas simples de la vida.
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