Érase una vez una niña llamada Eloísa y su abuela Gloria. Un día soleado, decidieron visitar la Universidad de la Frontera en Temuco, un lugar lleno de magia y conocimiento. Resulta que el tío Renato solía contarle a Eloísa muchas historias sobre su mejor amigo de infancia, Felipe. Eloísa siempre estaba ansiosa por escuchar estas historias, por lo que su abuela Gloria decidió llevarla a la universidad para que pudiera conocer el lugar donde vivió Felipe.

Cuando llegaron a la universidad, Eloísa y Gloria se encontraron con un hermoso campus lleno de árboles verdes y flores de todos los colores. Parecía un lugar encantador. Decidieron comenzar su aventura explorando los jardines. Mientras paseaban por los jardines, Eloísa y su abuela encontraron una antigua fuente de agua con una estatua de un sabio en el centro. La estatua parecía estar mirando a alguien, así que Eloísa se acercó y le preguntó: "Señor sabio, ¿conoces a Felipe, el mejor amigo de mi tío Renato?"

De repente, la estatua cobró vida y respondió: "¡Oh, sí! ¡Conozco a Felipe muy bien! ¡Fue uno de los estudiantes más inteligentes y amables que jamás hayan pasado por esta universidad!". Eloísa y su abuela se sorprendieron al escuchar esto. La estatua continuó hablando y les contó historias divertidas sobre las travesuras que Felipe y su tío Renato solían hacer juntos en la universidad. Ella también les dijo que Felipe había dejado una sorpresa para Eloísa en la biblioteca.

Llenas de curiosidad, Eloísa y su abuela corrieron hacia la biblioteca. Al llegar, encontraron un libro antiguo con una nota pegada en la primera página. La nota decía: "Querida Eloísa, espero que disfrutes de este libro tanto como yo lo hice en mis días de estudiante. Con cariño, Felipe". Eloísa abrió el libro y se adentró en una aventura mágica. Cada página que leía la transportaba a un lugar nuevo y emocionante. Con cada palabra, su imaginación volaba y se sentía como si estuviera viviendo las mismas aventuras que Felipe y su tío Renato habían vivido.

Cuando terminó el libro, Eloísa se dio cuenta de que no era solo una historia, sino una lección sobre amistad, valentía y el amor por el conocimiento. Guardó el libro con cuidado y prometió visitar la universidad cada vez que quisiera recordar a Felipe y aprender algo nuevo. Eloísa y su abuela Gloria regresaron a casa con el corazón lleno de recuerdos y emoción. Compartieron la historia de su visita a la Universidad de la Frontera en Temuco con toda la familia y, desde ese día, Eloísa se convirtió en una apasionada lectora y amante de la aventura.

Y así, cada noche antes de dormir, Eloísa soñaba con volver a ese lugar mágico donde su tío Renato y Felipe vivieron las mejores aventuras. Sus sueños estaban llenos de amistad, libros y universidades, esperando el día en que ella misma pudiera estudiar y vivir sus propias aventuras en la universidad.