Había una vez un hermoso bosque lleno de vida y magia. En este bosque vivían muchos animales y plantas, cada uno con su propia belleza y encanto. En un árbol gigante vivía la familia de los pájaros cantores. Eran pájaros de colores brillantes que siempre estaban felices y llenos de energía. En el riachuelo cercano, había una familia de ranas saltarinas. Eran de color verde vibrante con manchas amarillas. Todos los días se la pasaban saltando y disfrutando del agua fresca. En el suelo del bosque, vivían las ardillas traviesas. Eran pequeñas y rápidas, y siempre estaban buscando frutos deliciosos para comer.
Un día, mientras los pájaros cantores volaban por el cielo, vieron algo brillante en el suelo. Era una planta pequeña y extraña que nunca habían visto antes. Tenía hojas de colores brillantes y flores que parecían un arco iris. Los pájaros quedaron maravillados por la belleza de esta planta y decidieron llevarla a su árbol.
Cuando los pájaros llegaron a su árbol, se dieron cuenta de que no sabían cómo cuidar de la planta. No querían que muriera, así que decidieron pedir ayuda a las ranas saltarinas. Las ranas eran expertas en cuidar plantas y siempre tenían un jardín hermoso y lleno de flores. Las ranas saltaron de alegría cuando vieron la planta tan especial. Dijeron que se encargarían de cuidarla y asegurarse de que creciera sana y fuerte.
Las ranas regaron la planta todos los días y le dieron el amor y el cuidado que necesitaba. Poco a poco, la planta comenzó a crecer cada vez más. Crecieron hojas nuevas y más flores hermosas. Los pájaros y las ranas se sentían felices y orgullosos de su colaboración. Juntos, habían logrado algo maravilloso.
Un día, mientras las ardillas buscaban bellotas para guardar en su escondite, vieron la planta hermosa y brillante. Se acercaron corriendo y se quedaron asombradas por su belleza. Les pareció tan especial que decidieron ayudar también. Las ardillas se aseguraron de que la planta tuviera suficiente agua y le dieron tierra fresca para que pudiera seguir creciendo.
Con la ayuda de las ranas, los pájaros y las ardillas, la planta se convirtió en la más hermosa y grande del bosque encantado. Fue un logro compartido por todos. El bosque estaba lleno de gratitud y amistad. Los animales y las plantas aprendieron que cuando trabajan juntos y se ayudan mutuamente, pueden lograr cosas increíbles.
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