Érase una vez, en un hermoso jardín lleno de flores de colores brillantes y árboles altos y majestuosos, vivían las princesas más bellas del reino. Había una princesa de cabello dorado como el sol, otra de cabello negro como el azabache y una tercera de cabello rojo como el fuego. Juntas, ellas reinaban en un hermoso castillo rodeado de un lago cristalino.
Un día, mientras paseaban por el jardín, la princesa de cabello dorado encontró una pequeña zanahoria que parecía haberse caído de la huerta vecina. La princesa rápidamente se dio cuenta de que debía encontrar al dueño para devolverla. Con una sonrisa en su rostro, dijo: 'La honestidad es el camino hacia la grandeza'. Ella, junto a sus hermanas, comenzó su búsqueda.
Recorrieron el jardín y preguntaron a cada animalito y flor si habían perdido una zanahoria. Pero ningún habitante del jardín reclamaba ser el dueño. Justo cuando las princesas estaban a punto de rendirse, escucharon un llanto proveniente de un arbusto espinoso. Era un pequeño conejito que se había pinchado y tenía los ojos llorosos.
La princesa de cabello negro, con su dulce voz, preguntó al conejito si la zanahoria era suya. Entre sollozos, el conejito asintió tristemente. Sin dudarlo, la princesa le entregó la zanahoria. La princesa de cabello rojo sonrió y dijo: 'La honestidad siempre brilla más fuerte'. Las princesas y el conejito se hicieron amigos y juntos compartieron una deliciosa merienda.
Desde aquel día, las princesas más bellas del reino aprendieron que ser honestas es un regalo que podemos dar a los demás y a nosotros mismos. Juntos, continuaron cuidando su jardín, su castillo y a todos los seres que vivían en él, creando un reino lleno de alegría y bondad.
¡Y colorín colorado, este cuento sobre las princesas más bellas ha terminado! Recuerda, siempre sé honesto y amable.
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