María miró por la ventana. El sol brillaba y el cielo estaba azul. Era un día perfecto para un paseo.
Salió al establo y encontró a su poni, Luna. Luna era pequeña y gris, con una cola esponjosa.
Con cuidado, María cepilló el pelaje de Luna. Luna relinchó feliz y movió sus orejas.
María colocó la silla de montar sobre Luna. Aseguró las correas y todo estaba listo para ir.
Montó a Luna y salieron del establo. Comenzaron a caminar por un sendero rodeado de flores.
A lo largo del camino, vieron mariposas bailando en el aire. María sonrió mientras las observaba.
Pasaron junto a un arroyo donde ranas croaban alegremente. Luna bebió un poco de agua fresca.
Vieron a otros animales, como conejos y pájaros. María se maravilló de la naturaleza.
Al llegar a una colina, María y Luna descansaron. Tenían una vista maravillosa del valle.
Después del descanso, volvieron por el mismo camino. Luna trotaba felizmente hacia casa.
Al volver al establo, María le dio a Luna una zanahoria. Era la favorita de Luna.
María abrazó a Luna antes de decirle adiós. 'Gracias por el paseo maravilloso', susurró.
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